domingo, 8 de noviembre de 2009

Contador y su pasado (y III)

Tras su eclosión como ciclista a Contador le llovieron elogios por todas partes. Salvador, ejemplo, futuro, limpieza y toda la retahíla de esperanza fingida que acompaña siempre a la prensa española cuando el ciclismo da alguna alegría. Pocas son las excepciones, tristemente, que deciden no creerse cualquier pasquín alabando las virtudes del nuevo héroe. ¿Dónde quedó el periodismo crítico? Se desconoce y se ofrece recompensa por su captura. Sea como fuere, Contador ya era un fenómeno de masas. Sin embargo era un fenómeno de masas sin equipo, ya que la estructura del Discovery Channel desaparecía.

Así que Contador, al verse sin equipo, decidió apostar sobre seguro, mantener el camino que llevaba hasta entonces. Se largó al Astaná de Kloden y los kazajos donde previamente había aterrizado Johann Bruyneel, su ahora máximo valedor y maestro de ceremonias. Como decíamos hace un par de posts, no es casual que Contador haya estado toda su vida bajo el mandato de directores tan oscuros como Manolo Saiz, culpado y excluído del mundo ciclista en España tras el escándalo de la Operación Puerto, del que era uno de sus principales protagonistas, y Johann Bruyneel, director de Lance Armstrong y el Us Postal-Discovery Channel imposible de los siete Tours seguidos, Padrnos escalador y los gregarios positivos tras abandonar la escuadra. Y porqué no decirlo, el Bruyneel ciclista de la ONCE de los 90.

El pinteño decidió continuar con su maestro y se fue al Astaná junto a Leipheimer, otro viejo amigo de Bruyneel. Y conoció la noticia en febrero: su sueño, el Tour, le era imposible. Baste recordar que el Astana en la temporada anterior había sido protagonista de cuatro positivos como una catedral: Vinokourov, Kasheskin, Kessler y Mazzoleni. El de Vinokourov llegó en pleno Tour tras una de las habituales exhibiciones metahumanas del kazajo, dejándose 28 minutos en un día para ganar la contrarreloj y otra etapa más escapado al siguiente. Muy habitual en ciclistas superdopados. Así que la ronda francesa decidió que ya bastaba de humillaciones en su propia casa y vetó al Astana para 2008. Pobre Contador, gritamos en España, él no tiene la culpa de nada. En Francia fueron expeditivos: "Mientras corra en el Astana no correrá el Tour".

El Tour debía saber perfectamente lo que se cocía en aquel Astana. Más o menos como el Giro, quien tomo una decisión semejante a la de los franceses e impidió al Astana acudir a sus carreteras. Entre tanto, Contador, desolado, hizo su temporada. Ganó en Castilla y León, ganó en País Vasco y de repente, mientras estaba de vacaciones con su novia, le llegó la noticia de que el Giro necesitaba un equipo para suplir a otro que se había retirado. El Astana fue el elegido por la organización italiana y Contador hubo de interrumpir su estadio vacacional y de modificar su planificación de la temporada para acudir a Italia sin ningún tipo de presión. ¿Sin presión? El paso de los días consiguió que Contador, antes de que empezara la montaña, se hubiera colocado como el primer favorito en la general. Primera etapa de montaña y líder a pesar de perder tiempo con casi todos los corredores importantes. Fue la tónica de su Giro: a excepción de las contrarrelojes y de la cronoescalada a Plan de Corones, perdió tiempo en todas las llegadas en alto. Ricco' fue el principal enemigo, a la postre dopado, y Sella el animador bombado de EPO CERA.

Contador se llevó el Giro en la última crono y en una bonita etapa que transcurrió por Gavia, Mortirolo y Aprica, el temido tridente de los Dolomitas. Como siempre en España se aprovechó su nueva condición de campeón del Giro, de nuevo pionero tras Indurain, para hacer campaña propagandística. Lo de TVE fue triste y desternillante: cuando comprobaron que Contador caminaba hacia la victoria enviaron un equipo especial a Italia, a falta de tres etapas, para retransmitir la ronda italiana cuando hasta entonces no había merecido mayor antención que veinte segundos de telediarios. Como les decía, éste es el periodismo deportivo de éste país y así se trata al ciclismo. En el plazo de diez meses Contador estaba a un solo paso de conseguir la triple corona del ciclismo: una victoria en una Vuelta diseñada para él y entraría en la leyenda.

En diez meses. La ecolsión de Contador fue increíble, pero reparen en el detalle: venció un Giro viniendo de unas vacaciones, sin apenas preparación para la ronda y con pocos kilómetros en las piernas. Toda una proeza sin duda, al alcance únicamente de un genio en lo suyo como él. ¿Adivinan que es lo suyo? Escalar montañas y pulverizar tiempos en el crono, faltaría más. Por cierto, esta vez tampoco era el líder del equipo. En teoría Kloden y Leipheimer estaban en un pico de forma mucho más óptimo que el pinteño, pero los descalabros de sendos eternos segundones propiciarion el resto.

Vio el Tour de Sastre en casa y se preparó para la Vuelta. A estas alturas de la película pocos dudaban ya de su victoria en la ronda española, así que partía como el máximo y prácticamente único favorito. Valverde tuvo otra de sus brillantes pifiadas camino de Sauces, Sastre hizo lo que le caracteriza, a su ritmo y podio, y sólo Lepiheimer estuvo a la altura del madrileño. De hecho Contador, que se vistió de oro en el Angliru y no lo soltó hasta el final llevándose dos etapas, ganó la Vuelta gracias a las bonificaciones, no al tiempo que le sacó a su americano compañero.

Y en 2009 lo que ya comentamos. Consideraba esencial repasar la trayectoria de Contador no tanto por su repentina explosión como dominador absoluto del ciclismo internacional en las grandes vueltas como por los equipos y las compañías que ha frecuentado. Contador ahora se enfrenta a una encrucijada interesante: un nuevo equipo. La llegada de Armstrong secundó su figura a un segundo plano para Bruyneel, y el belga ha decidido, como era de esperar, seguir al tejano al RadioShack y con él tantos otros como Kloden o Leipheimer. Su continuidad en el Astana parece fraguada y evidente, aunque el Caisse y el Quick Step lo seguirá intentando a toda cosa, y recientemente, el Lotto, tras la marcha de Evans, también parece interesado. Sea como fuere, Contador correrá al año que viene lejos de Bruyneel con todo lo que ello significa. ¿Su rendimiento? Él ya avisa: temporada de transición. Ya.

Imagen | As, Amigos del ciclismo, El País, Google Images

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