martes, 10 de noviembre de 2009

La temporada del Columbia

En el ciclismo de siempre hay equipos. En el ciclismo de los últimos veinte años hay súperequipos. Ahí está la ONCE de sus buenos tiempos, el Us-Postal, la Selección Española del mundial de Verona en 2004, o el Team Columbia HTC de 2009, sin ir más lejos. ¿Saben ustedes cuántas victorias se han embolsado los jóvenes corredores del que antaño fuera el T-Mobile? 85. Ochenta y cinco, eighty-five, fünfundachtzig, quatre-vingt cinq. Recítenlo en los idiomas que deseen porque seguirá pareciendo igual de inverosímil. Todo un logro metahumano personificado en tres corredores: André Greipel, el dominador absoluto del sprint en la Vuelta, Edvald Boasson Hagen, el noruego que se llevó el Eneco Tour, el Tour de Gran Bretaña y la Gante-Wevelgem, y, cómo no, Mark Cavendish, el nuevo tiránico dominador de los sprints que se ha llevado 24 victorias en 2009, entre ellas cuatro etapas del Giro, seis del Tour y la Milan-San Remo —remontando de esta manera tan bestial—.



¿Qué es el Columbia? ¿Son personas humanas? ¿Son cyborgs venidos del futuro destinados a dominar el sprint por el resto de los días de esta nuestra humanidad? Van como motos y ganan durante toda la temporada, sin descanso. Su sed es insaciable e imponen su tiranía, especialmente, al sprint. Para el recuerdo, por ejemplo, la Vuelta a Suiza de este mismo año, donde se llevaron seis etapas de ocho. Cojan aire y reciten conmigo: Rogers, Greipel, Cavendish, Henderson, Rabon, Lövkvist, Martin, Boasson Hagen, Albasini, Pinotti, Siutsou, Grabsch, Eisel, Kirchen, Hincapie y Monfort. T-o-d-o-s han ganado algo este año. De enero a octubre. Jamás se vio semejante dominación en el pelotón internacional, jamás hubo un equipo que se impusiera en tan variopintos lugares como Qatar o Missouri, jamás existió máquina perfecta que venciera en todos los meses del calendario. El asunto no queda ahí: 28 segundos puestos y 32 terceros.

¿Y saben quién entrena tan perfecta máquina de dominación universal? Bob Stapleton, quien fuera en su día director del T-Mobile de Ullrich y Sevilla. Les cuento, para quienes no estén familiarizados con las truculentas idas y venidas de algunos equipos ciclistas en los últimos años. El T-Mobile desapareció porque su patrocinador se cansó de que sus corredores le tomaran el pelo. En aquel T-Mobile de Sinkewitz se encontraba tres cuartas partes de la actual plantilla del Team Columbia HTC, entre ellos el golden-boy Cavendish. Tras la desaparición del patrocinador y ante la imposibilidad de encontrar uno nuevo, Bob Stapleton puso de su bolsillo el dinero necesario, unos 12 millones de euros —¿y de dónde obtiene el dinero un director de equipo ciclista?—, para que la estructura no se fuera al carajo por aquello de "es un grupo muy bueno de corredores". El equipo pasó a llamarse High Road y comenzó 2008 sin patrocinador.

[Lo habitual este año, Cavendish entrando primero]

El espectacular rendimiento del conjunto en la primera mitad de temporada, Giro de Italia de Contador incluído, atrajo a una marca de deportes americana, Columbia, que engalanó su maillot de cara al Tour de Francia donde, vaya por dios, Cavendish se sale y logra cuatro etapas. Algarabía, felicidad. Ni medio año en conseguir patrocinador y un conjunto de corredores que alcanza las 77 victorias aquel año. Una auténtica barbaridad superada tan sólo por el increíble registro de 2009. Lo del Columbia no tiene nombre. Da pánico pensar qué harían si agarraran a algún vueltómano mediocre y lo prepararan como sólo ellos saben hacer para ganar el Tour. Podríamos asistir al nuevo récord ininterrumpido de diez Tours victoriosos. En fin, de momento podemos respirar tranquilos. Aún no se han interesado en grandes vueltas, Kirchen y Monfort no valen para ello. ¿Alcanzarán las 100 en 2010? Uno ya no sabe de qué sorprenderse la verdad.

Imagen | Bicycle

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