sábado, 14 de noviembre de 2009

La temporada de Carlos Sastre

A los niños hay que educarles. Y que un niño quiera educarme a mí lo veo complicado. Me da igual lo que diga.

Tan desconcertantes declaraciones las firma Carlos Sastre Candil, abulense, líder absoluto del Cervélo, ganador del Tour de Francia 2008 defendiendo los colores del CSC-Saxo Bank. 34 añazos, profesional desde 1998, ha transitado toda su vida entre la ONCE de Manolo Saiz, Beloki y compañía y el CSC de Bjarne Riis, Hamilton e Ivan Basso. Carlos Sastre es un corredor mediocre en el mejor sentido de la palabra. No destaca en nada más allá de una encomiable regularidad y sin embargo atesora un inverosímil Tour de Francia en el que ganó con 33 años a corredores de mayor talento que el suyo. Mediocre, sí, pero vencedor de la prueba por la que ciclistas de mayor enjundia suspiran, como Alejandro Valverde.

[Sastre de amarillo en París]

Si hacemos algo de memoria, Carlos Sastre llegó al Tour de Francia 2008 como líder para la general del CSC, el equipo más potente de largo de la competición. A su vera, los Schleck, Frank, el mayor, como segundo espada y Andy como gregario de su hermano. Cancellara, Voigt, Sorensen y etcétera. Sastre es un incomprendido y lo ha sido toda su vida, lo cual no cambió en aquella edición. Sastre atacó en Prato Nevoso a Evans, líder, pero Schleck hizo lo propio aprovechando la escasa ventaja que el austaliano le sacaba en la general. Sastre llegó quinto aquella etapa, junto a Kohl, los primeros de los favoritos. Frank, por contra, se vistió de amarillo. Y como desde el inicio del Tour el CSC fue una bicefalia, Sastre asumió que podía ir por libre.

Así lo hizo, atacó en Alpe D'Huez siendo su compañero de equipo maillot amarillo, se engalanó con los colores húmedos de todo escalador español y defendió de manera increíble la ventaja que tenía respecto a un especialista como Cadel Evans contra el crono. Ganó el Tour. Nadie protestó. Nadie más allá del propio Sastre, quien siempre pareció resentido ante al afrenta que los Schleck debieron llevar a cabo intentando defender su preciado maillot amarillo. Esto es: ante el ataque de Sastre los Schleck, según el abulense, tiraron para frenar su camino. Nada más lejos de la realidad, claro. Y, aunque fuera así, ¿no existía una dualidad en el liderazgo del equipo?

En fin, que Sastre se enfadó mucho y de ahí las declaraciones de ahí arriba, llamando a Andy Schleck niñato. Sastre es así, un incomprendido, un siempre mal ponderado corredor. No olvidemos que hasta el 2006 en el CSC era un mero gregario allá por donde pasaba. Primero de Olano, luego de Beloki, más tarde de Hamilton y finalmente de Ivan Basso, los tres últimos de afamadas prácticas extradeportivas. La oportunidad de su vida le llegó en 2006, en el Tour de Pereiro, donde se lanzó a cazar a Landis el día de su triste exhibición. No fue capaz. Tercero en el Tour ese año, en 2008 tercero en la Vuelta y este año tercero en el Giro tras el positivo de Di Luca.

[El día de su inhumana exhibición en la primera etapa que se llevó en el Giro]

¿La temporada de Carlos Sastre? Observarán que he hablado más bien poco de ella. No da para más. Participación irrisoria en País Vasco con su nuevo equipo, el Cervélo, prácticamente creado por y para él —que finalmente ha resultado ser el mejor equipo de todo el circuito internacional junto al Columbia, sorprendente— Giro y Tour. Una constante en la vida de Sastre. Siempre peleando por hacer algo en las grandes vueltas. Siempre hasta que sonó la flauta en 2008, claro. El caso es que con 34 años se salió en el Giro ganando dos etapas de manera bárbara y haciendo cuarto, todo ello a pesar de un fatal desfallecimiento el día del Blockhaust. Sencillamente descomunal.

[Su expresión más recurrente durante el pasado Tour: impotencia]

El positivo de Di Luca por EPO-CERA provocó que pasara a la historia como el segundo corredor español de la historia capaz de hacer podio en las tres grandes. Y eso que el Giro era un objetivo secundario en su preparción hacia la defensa del Tour. ¿Y el Tour? Se hundió. Eso sí, de manera mucho más digna que sus compañeros de cajón el año pasado, Menchov y Cadel Evans. Sastre lo intentó de manera patética el día de Le Grand Bornard, en el que atacó reiteradamente a pie de puerto al trenno del Astana. Parecía ir a otra velocidad, a una menos en concreto, respecto al liderísimo equipo de Contador. Fue ridículo. Sin embargo, como ya digo, al nivel de Menchov y Evans. Hombre, aquí rompo una lanza en favor de Sastre: el Tour 2008 lo parecieron dominar personas humanas. El del 2009 no. No es casual que los tres primeros de la ronda anterior desfallecieran de manera espectacular ante el mejor vueltómano, Contador, el niño prodigio, Andy, y el texano recuperado para la causa, Armstrong.

Fracaso en el Tour y depresión. Porque, verán, desde julio, Sastre no se ha colgado un dorsal. Para qué. Este año dice que va otra vez a por el Tour. Apuesto a que con Contador y el RadioShack de por medio ni él ni tantos otros tienen nada que hacer. Quizá pruebe a hacer ota machada en el Giro, porque claro, Sastre sólo entiende de Grandes Vueltas. El resto de competiciones deben merecer su desprecio.

Imagen | Esciclismo, Carlos Sastre, de archivo

4 comentarios:

  1. Mmmm...he creído percibir un poco de manía por Carlos Sastre...me puedes aclarar por qué?

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  2. Como ciclista no le puedo reprochar gran cosa. Pero su forma de ser fuera de las carreteras a mí me estomaga.

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  3. bueno pero no hay que mezclar que nos caiga mal alguien con menospreciarlo como profesional ; yo por ejemplo no soporto el cinismo y la prepotencia de Armstrong pero no por ello dejo de reconocer que es un campeón...no todos pueden ser tan buenos ciclistas y personas como Don Miguel (Induráin, claro)

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  4. La diferencia es que Sastre no es un gran campeón. Lo único que ha hecho en su carrera deportiva es ganar un Tour de Francia y un par de etapas del Giro.

    Y, en fin, el ejemplo de Armstrong no creo que sea el mejor.

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