jueves, 8 de octubre de 2009

Contador y su pasado (I)

Lo prometido es deuda. Hablábamos el pasado día de la temporada de Contador, de su consagración como el mejor ciclista del mundo, el más mediático, el más deseado y el más controlado. Pero conviene comprender porqué Contador es hoy quien es, repasar su camino vital para certificar que en su carrera no todos son luces, en absoluto, si no que las sombras oscurecen su trayectoria. Ahora que Contador es el ídolo, es el ciclista que permite subir la audiencia, es el vigente campeón, de nuevo, del Tour de Francia y único ciclista en activo que ha ganado las tres grandes —en el plazo de año y medio, nada menos—, es menester repasar su pasado.

En el año 2002, en septiembre, a finales de temporada, Contador salta a profesionales tras una prometedora carrera como juvenil en la ONCE. Gana una etapa contrarreloj en la Vuelta a Polonia, todo un preludio de los días que vendrían posteriormente en esta especialidad, y, en 2003, aún como neo-profesional cuaja un buen papel en la Vuelta a Castilla y León quedando cuarto. Puestos de honor, sí, pero nada que hiciera presagiar la ecolsión de un corredor dominador en las grandes vueltas. Más allá de sus resultados, es más interesante de la mano de quien lo hizo. En la ONCE, el conjunto de Manolo Saiz. ¿Les suena? Claro. Fue detenido por la Guardia Civil con un maletín de 60.000 euros en metálico en pleno centro de Madrid. Tras la detención se descubriría el pastel de la Operación Puerto, su amistad con Eufemiano Fuentes y la implicación de todos sus pupilos en una trama de dopaje organizado. Pero dejemos eso para más tarde.

Contador siempre ha afirmado que Manolo Saiz es su mentor, su padre deportivo. Ya ven. Sigamos. Llega 2004, el año en el que debía explotar el prometedor potencial que se preveía, pero un infortunado cavernoma durante la Vuelta a Asturias le impide continuar su progresión. Hospitalizado, logra mantener la vida a salvo tras lidiar con la enfermedad y vuelve a la competición en un logro sin precedentes. Una proeza, toda una muestra de superación personal, sin duda. El cavernoma valdría, a posteriori, durante el Tour del 2007, para realzar su martirizada figura, para dibujar el mito que todos anhelaban. Pasa su 2005 en reposo y vuelve en 2006. ¿Y qué sucede? La Operación Puerto.

Por aquel entonces la ONCE ya no era la ONCE. Era el Liberty, tras la espantada del patrocinador español. La estructura era la misma. Manolo Saiz seguia ahí y los puntales de siempre también: Igor González de Galdeano, Isidro Nozal, Joseba Beloki, Marcos Serrano y demás ultra-dopados. En mayo de ese mismo año se destapa la trama y estalla en la cara de Manolo Saiz, de quien intuíamos su comportamiento mafioso en las carreras pero de quien desconocíamos sus tejemanejes con hermodruidas. Bolsas llenas de sangre y una ingente base de datos fueron requisadas en una operación sin precedentes en la historia del deporte y absolutamente loable por parte de la Guardia Civil.

Pero llega el juicio y el juez Serrano decide mirar hacia otro lado. Entre tanto, Contador acude a declarar y es exculpado, Eufemiano Fuentes le cita explícitamente en un programa del larguero y asevera que no le conoce y El País, de la mano de Carlos Arribas, publica anotaciones de Fuentes en las que aparecen las siglas AC, junto a "nada o igual que JJ". JJ, Jorg Jäschke, uno de los pocos ciclistas que han largado sobre el dopaje y que llevaba el programa sanguíneo completo. Bien, más allá de eso, lo esencial es plantearse esto: ¿era Contador el único que no se dopaba en un equipo de robots bio-médicos? ¿podía pasar indemne la futura joya de la corona al sistema sanguíneo ideado por Saiz y Fuentes? El inocente juez decidió obviar la base de datos, no investigarla y no hacer de la OP la mayor redada contra deportistas tramposos de la historia. En tales archivos se encontraban nombres de mucho mayor calado que los del Liberty, aunque eso, de momento, no se sabrá gracias a la efectiva acción del juez Serrano. Las tarjetas SIM donde Eufemiano tenía su lista de clientes seguirán abandonadas en algún cajón de la Guardia Civil, y la implicación o no de Contador, también.

Contador salió exculpado cuando no era nadie. En su momento el escándalo no le manchó, como sí lo hizo con Valverde, y pudo continuar su carrera con normalidad. Claro, no podía seguir de la mano de Saiz, un tipo declarado culpable de crear y organizar una mafia dedicada al negocio del dopaje. Se marcha al Discovery de Bruyneel tras la retirada de Armstrong, junto a Basso, otro insigne dopado de Fuentes, de quien iba a ser gregario. Veamos, del Liberty de Saiz al Discovery-Us Postal-Motorola-Seven Eleven de Bruyneel y Armstrong. Desde luego nunca ha dado positivo, pero su trayectoria es cuanto menos interesante.

Mañana, más.

Imagen | Google Images, Es Ciclismo

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