Antes que nada: por fin
Unipublic se ha decidido a cambiar el maillot oro que no decía absolutamente nada y le ha dado a la
Vuelta un color propio y personal, el rojo. Esperemos que dure. Dicho esto,
hablemos del recorrido 2010 de la Vuelta a España. Si quieren un análisis profundo, exhaustivo y certero,
pasen por Altimetrías y lean.
Al grano. Primera etapa, que no prólogo, en
Sevilla, de noche y por equipos.
16 kilómetros, distancia ridícula para una especialidad de este tipo en la que las diferencias no serán excesivamente grandes. Eso sí, como marco publicitario no tendrá parangón. De ahí a la primera semana: de largo el mayor acierto de la organización para 2010. La agreste orografía española lo permite y las largas etapas llanas con desenlace al sprint, muy legítimas y entretenidas para gente rara como uno que aquí escribe, quedan apartadas en favor de
la media montaña auténtico patrimonio de nuestro terreno. En la segunda etapa camino de Marbella dos terceras; en la tercera etapa camino de
Málaga suben dos veces el
Puerto de León, un segunda venido a más en el que si los favoritos tienen ganas puede probarlo, aunque sea de modo testimonial; otra etapa de media montaña dirección
Valdepeñas con puerto homónimo a siete kilómetros de meta —de segunda— y tres etapas irrelevantes hasta la octava.
[¿Estarán los dos últimos vencedores en la Vuelta de 2010? ¿Llegará Samuel tras intentar hacer algo interesante en el Tour?]
Xorret de Catí, otra vez. Llegados a este punto cabe imaginar que
Unipublic ni arriesga ni es especialmente innovadora en los puertos que transita cada año: no en vano el Xorret se subió
en esta edición conquistada por Valverde. Hablamos de un puerto duro, muy explosivo y de pendientes descomunales pero que termina en alto, vicio contraído durante años por la organización y que nos priva del descenso, donde verdaderamente se aumentan las distancias de al subida. Sucede que los finales en alto son para cobardes, penalizan a los valientes y de eso hay demasiado en esta Vuelta. Primer capón. Tanto por repetir puerto —los hay de sobra— como por colocar la etapa en alto cuando el año pasado se demostró que lo interesante también estaba en la bajada, por corta que fuera.
Más media montaña tras Xorret de Catí camino de
Alcoy, dirección norte; día de descanso y extraña etapa dirección
Vilanova. A treinta kilómetros de meta y tras 140 kilómetros llanos aparece el
Rat Penat: corto pero de desnivel altísimo,
un 22% máximo.
¡A treinta kilómetros de meta! ¿Con qué objeto si lo que resta hacia Vilanova es llano? Los favoritos no se moverán y será el día para los aventureros que quieran probarlo fugados: los hombres rápidos, con fuga por delante, no se matarán a perseguirles. Es decir, nos plantamos ante un puerto con porcentajes apto tan sólo para escaladores para que probablemente sea irrelevante. Incomprensible.
[Lagos de Covadonga] Y para colmo de males, al día siguiente subida a
Andorra, a
Pal, lunes, anodina, fatigada, aburrida, repetida, explotada hasta la saciedad, un coñazo, vamos. Final en alto tras una etapa insípida y previsible final semejante al de
Velefique este año. Dos etapas de transición y en la etapa 14 de
Burgos a
La Cobarga. El perfil anuncia tres puertos antes de La Cobarga, de primera categoría. Puede parecer media montaña pero hagan sus apuestas: yo pronostico grupo de diez corredores llegando de la mano a la pancarta de tres últimos kilómetros. De nuevo el pecado de terminar una etapa en alto.
Y por si aún no tenían suficiente agarrense:
Covadonga otra vez. Utilizando el mismo recorrido.
170 kilómetros llanos y final en los
Lagos. ¡Que no es el
Mont Ventoux por el amor de dios! No beneficia a la audiencia, la cual tan sólo se agarrará al televisor los últimos diez kilómetros ni al espectáculo. Una vez más, final en alto, riesgo mínimo, ataquitos cerca de meta y todos tan contentos. Unipublic no espabila. Una etapa como la de Lagos, repetida hasta la saciedad, no hace ningún favor a la Vuelta; no sin puertos previamente; no si hay tres más idénticas.
[Bola del Mundo]
Al día siguiente tercer final en alto consecutivo con llegada al
Cotobello, que pinta bastante mejor que los dos anteriores y lo que es más importante: con dos puertos de primera previos. Pero otra vez en alto. Insisto en lo mismo pero recuerden que la etapa más espectacular del pasado
Tour fue la de le
Grand Bornard, con dos puertazos y final en llano. Tres etapas de transición descendiendo por ambas mesetas para llegar en la penúltima etapa a la reina de la Vuelta. Final en el durísimo puerto
Bola del Mundo con tres puertos previos. A un día del final. Por cierto, antes de Bola del Mundo se correrá en
Peñafiel la única contrarreloj individual de las tres semanas. Otro pufo notable: la escasez de kilómetros contra el reloj.
En resumen, luces y sombras.
Luces por la persumiblemente bonita primera semana y por Cotobello y Bola del Mundo; sombras por la excesiva cantidad de finales en alto, muchos de ellos repetidos, muchos de ellos soporíferos e irrelevantes, sombras por la escasez de kilómetros contra el crono y sobre todo sombras por la corta distancia de las etapas. Reparen en lo siguiente:
ninguna pasa de los doscientos kilómetros. La única que los iguala es la que une Piedrahita con Toledo. ¿Qué podemos esperar de la Vuelta 2010? El recorrido es bonito; con carencias sí, pero bonito a fin de cuentas. Queda ver quién vendrá y con qué intenciones.
Imagen |
Wikipedia,
Vuelta 2010,
El Mundo