lunes, 28 de septiembre de 2009

Evans el improbable

Cuando Cadel Evans, antaño campeón del mundo de Mountain Bike, dos veces segundo en el Tour de Francia, podio en la Vuelta a España, podio en la Dauphiné, siempre delante en las Árdenas, nunca vencedor, demarró a seis kilómetros de meta, en la Torrazza de Novazzano, pocos adivinaron en semejante demostración de orgullo, ira, redención, fuerza, el ataque de un futuro campeón del mundo. Pocos, casi nadie, probablemente únicamente el propio Cadel Evans, de ojos cristalinos, pobladas cejas, figura redondeada, holluelo en la barbilla inconfundible. Minutos más tarde el australiano cruzaba la línea de meta de Mendrisio sin apenas celebrar su logro, su proeza, su lucha solitaria finalmente fructífera. Cruzó la pancarta que le otorgaba el maillot arcoiris saludando marcialmente, sin aspavientos, y, más tarde, una vez asumió que sería campeón del mundo, que ya lo era, besó reiteradamente la medalla que colgaba de su cuello, nerviosamente, visiblemente emocionado. Evans comprendió entonces, con lágrimas en los ojos, que les había ganado a todos. Que el eterno favorito, el siempre vencedor improbable, se había impuesto a todos.

Lo hizo frente a un elenco de los mejores corredores del mundo y a Kolobnev, segundo una vez más, el caso de un ciclista que sólo rinde con su selección, la rusa. Se impuso Cadel Evans a todos. A la Italia unida en torno a Cunego, al imperial Cancellara que se cansó, llegado el momento, de hacerles el trabajo a todos los demás, a Matti Breschel, el danés y probable vencedor al sprint en caso de llegar el grupo de elegidos, a Gilbert el belga y a España entera. A una España fuerte pero sumida en el caos táctico, una vez más. Y esta vez el error escuece aún más puesto que en la última y definitiva selección de ciclistas que se jugarían el campeonato del mundo, había tres españoles. Tres de nueve. Como Italia el año pasado y Ballan, Cunego y Rebellin. Conviene, eso sí, antes de pormenorizar en la actuación de Valverde, Joaquín Rodríguez y Samuel Sánchez, explicar cómo se desarrolló la carrera para comprender el resultado final y el despropósito, reiterado, de España como selección.

Mendrisio, sol, prados verdes y cuestas que superar. Un gran día para un mundial de ciclismo, pensamos todos, incluídos los ciclistas. De entrada, la tradicional fuga de comparsas que anima las primeras quince vueltas de carrera y asume su fracaso sin cejar jamás en su empeño. Letones, nipones, eslovenos y Greipel. Cayeron, como era de esperar, pero en su tesón, en su lucha contra el coloso pelotón y contra los grandes especialistas reside gran parte de la grandeza del ciclismo. Una vez atrapados se formó la primera fuga decisiva y, en caso de inactividad atrás, la que hubiera llegado. Alrededor de treinta ciclistas, entre ellos tres españoles, cuatro italianos y segundos espadas como Rogers, Kirchen o Boonen —el circuito no era para él—. La fuga, provocada por los peones italianos —Visconti, Paolini y el vigente campeón, Ballan—, llegó a coger casi dos minutos de ventaja, siempre con Joaquín Rodríguez delante, mostrando sus cartas, diciendo abiertamente al mundo y a todos sus compañeros de escapada que él y nadie más era el más fuerte. Que en caso de jugarse las cartas todos aquellos variados ciclistas, él se proclamaría campeón.

El sueño de Joaquín duró poco. Mientras atacaba él por delante, Gárate, imperial, lanzaba al pelotón para atrapar una fuga que ya había ido demasiado lejos, en concreto, cien kilómetros. Unificado el grupo, en la bajada, Cancellara, superando grupos que se habían separado en la subida final del circuito, repitiendo el espectáculo de Pekín, lanzó su órdago. Todos estuvieron ahí aunque costó vislumbrar los maillots de la selección. Purito continuó en el grupo de cabeza, comandado por un Cancellara que causaba pavor entre sus compañeros. Una subida más, un Freire que llegó a neutralizar una fuga en el primer repecho de la penúltima vuelta, y un Cancellara arrasando en la Torrazza de Novazzano. Quedaron nueve. Valverde, Samuel, Joaquín, Cancellara, Cunego, Breschel, Evans, Kolobnev y Gilbert. Tres contra nueve. Retomamos la historia.

Samuel aguantó colosalmente a Cancellara en el descenso de la primera cota y Evans, aprovechando la tranquilidad, demarró en el llano. Con él se fueron Kolobnev y Joaquín Rodríguez. Por detrás Cancellara, el más fuerte, se cansó de hacerles el trabajo a todos. Samuel y Valverde se vigiliaban, o eso parecía, el uno al otro y, cuando Evans ya había dejado atrás a sus compañeros de aventura, se lanzó un débil Cunego, encomiable pero sin fuerzas. Era la rueda buena, la que, Samuel —Valverde no tenía ni un gramo de energía—, de haber seguido su estela, le hubiera llevado hasta el siempre perdedor Evans. En vez de dar continuidad a la osadía de Cunego, nadie se movió. Los seis restantes se mantuvieron unidos y España se la jugó con Joaquín Rodríguez, segundo espada, buen corredor, pero fugado del día, con más de cien kilómetros de alardes en las piernas. No pudo dar un relevo al ruso para llegar a Evans. Ni pudo sprintar.

Error de manual. España estuvo donde debió estar pero los corredores se movieron erróneamente. Joaquín es un tipo honrado, pero no un campeón del mundo y eso, el seleccionador, debía haberlo visto. Samuel o Valverde, de haber saltado con Cunego, cuando aún no era demasiado tarde, habrían llegado a Evans y le habrían vencido al sprint. Es demasiado aventurar, pero un bronce y un cuarto puesto cuando hay mayoría de ciclistas —tres— en un grupo de nueve es una compasión inútil. Fracasaron porque no consiguieron el oro. A Valverde no le dió el aire de cara en todo el Mundial y Samuel únicamente se movió cuando Cancellara lo hizo. No hubo valientes, y el único que lo fue no tuvo fuerzas. Evans entró en meta sin creérselo. Sin creer que, años después de críticas y desprecios, era campeón de algo, frente a todos aquellos que le martirizaron carrera tras carrera, relegándole a la eterna segunda posición. Cadel Evans es campeón del mundo. Créanselo.



Imagen | Cyclingnews

8 comentarios:

  1. FUERA LOS PINGANILLOS!! FUERA LOS PINGANILLOS!! Ordenes de equipo: Samuel no ataques, que está purito delante! ¡Detrás de Cancellara, tu Alejandro, detrás de Cancellara!

    La valentia la corta los pinganillos no las piernas.
    A mi personalmente me ponen mucho los mundiales. Ataques de los grandes espadas, nerviosismo y siempre un final inesperado. Pero estos valores se están perdiendo

    Para terminar. Valentia señores!

    Gran post compañero.

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  2. Ir tres españoles de nueve corredores y conseguir un bronce y la medalla de chocolate.. esperaba más la verdad. Sobre todo de Valverde, donde si no me falla la memoria solo se exprimió en La Pandera.

    Pero así son los mundiales, imprevisibles. Aun se recuerda el engaño de Bettini a toda la selección española el año pasado. ¿y ahora? ¿Evans atacando y ganando? ¿Y Valverde y Samuel mirando? Supo a poco. O es que estamos acostumbrados al festín

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  3. Algo tiene que cambiar en la selección porque llevamos unos años que nos comemos los mocos. Tenemos buenos corredores, pero es que no se que pasa que llegan y con España no saben correr. No se si es porque piensan que tienen al enemigo en casa o porque las órdenes de equipo no son las correctas, no lo se. Lo que sé es que llevamos unos años sin carburar y ya va siendo hora de volver a lo más alto.

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  4. Gracias por vuestros comentarios.

    @ Juandi: De hecho la UCI pretende eliminar en un plazo de tres años, progresivamente, todos los pinganillos. Veremos en qué queda, no hace falta remontarse mucho tiempo atrás, en el Tour, cuando en la etapa del 14 de Julio el 70% de los equipos boicotearon a la organización por no haber pinganillos. Por mí que los retiren, son una lacra.

    @ Anónimo: En La Pandera y en La Pandera. Su temporada ha sido más bien floja. No brilló en las Árdenas, no fue al Tour y en la Vuelta, si bien la ganó, no tuvo ningún día de esfuerzo excesivo. Siempre dió la sensación de ir sobrado. ¿Cansado para el Mundial? Como no se gastara en la Vuelta a Madrid, que ganó Héctor Guerra -lagarto, lagarto-...

    Y, acostumbrados acostumbrados. Hombre, estamos acostumbrados a Freire siendo un genio. Más allá de él, Astarloa en 2003, y todos sabemos qué pasó con Astarloa, y Olano en Duitama, en un recorrido para escaladores. Desde el Mundial de Madrid, todos los demás de España han sido un despropósito. Si en vez de ser tres españoles, el domingo son tres italianos o tres belgas, ganan el oro fijo. Algo falla. Empezando por el seleccionador.

    @ Miki: Buenos corredores sí. Físicamente. Tácticamente Valverde es un desastre sin Unzúe -y normalmente con él-, Joaquín Rodríguez siempre va por libre y Samuel, una vez le llovieron palos en Stuttgart no ha vuelto a atacar. Es un problema de perspectiva. Si antes de empezar la carrera dices claramente quién manda y, llegado el caso, quién va por libre, esto no pasaría. Lo que no puede ser es que, como Joaquín Rodríguez es un tío majo, se juegue el Mundial. Vamos hombre, no hay quien se lo trague por mucho que sea Evans quien vaya por delante.

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  5. Estoy de acuerdo contigo Andrés, si hubieran llegado tres italianos o belgas, ganan fijo. Pero tácticamente se terminó muy mal el mundial y no supieron actuar tras el ataque de Evans.
    Una solución puede ser el cambio de seleccionador pero ¿se os ocurre alguno?
    Y personalmente me alegro por Joaquín un corredor ninguneado por su propio equipo: solo sirve para gregario de Valverde para las clásicas de primavera, para la Vuelta, no corre el Tour, acabó segundo este año en Lieja tras Schleck y fue el único corredor junto a Gárate que tuvo dignidad ciclista en el mundial del ridículo español del año pasado.

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  6. En cuanto a los pinganillos también voto por su retirada total, o si quieren llevar, solo con la comunicación que emite cada carrera, como Radio Tour o Radio Vuelta, como mínimo; no con los coches.

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  7. Cito: "El propio Cadel Evans, de ojos cristalinos, pobladas cejas, figura redondeada, holluelo en la barbilla inconfundible", es Zapatero???

    Los pinganillos no tienen por qué ser eliminados son una forma como cualquier otra de estrategia, en vez d tener a Pep gritando a pie de campo..

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  8. Gracias por vuestros comentarios.

    @ Anónimo: A mí, como seleccionador, francamente, no se me ocurre ninguno de fiar. Y bueno, Joaquín es un corredor francamente valioso como segundo espada. Con el respaldo suficiente sería capaz de despuntar aún más en el tríptico de las Árdenas, en alguna Vuelta como Romandía o en alguna etapa del Tour. Especialista en desniveles de más del 15% (observad si no su subida el año pasado a L'Angliru), ficha por el Katusha este mismo año, harto él de Unzúe-Echevárri, hartos ellos de él. Veremos qué rendimiento tiene con los rusos.

    @ Anónimo: Pues sí, es la idea, Radio Vuelta y Radio Tour abierta para todos. O frecuencia abierta como en la F-1.

    @ Silvia: No había caído, pero Zapatero no tiene una figura redondeada. Más bien es espigado. El problema de los pinganillos es que coartan abiertamente la libertad de algunos ciclistas, que provocan un ciclismo defensivo y no ofensivo porque los directores, todos, son conservadores. Amén de las inenarrables diferencias entre fútbol y ciclismo, pero vamos, mientras en el fútbol el entrenador es el director de orquesta, en el ciclismo el director no es más que un mero conciliador entre todas las partes y un asignador de roles. Lo demás depende de las piernas. Y hasta ahí influyen los malditos pinganillos.

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